La justicia social, que lleva implícito el concepto del respeto a la persona humana, se invoca en los parlamentos por los legisladores de todas las ideologías; aparece como fundamento en las constituciones de todos los países cultos y constituye un clamoroso anhelo de los oprimidos. En realidad, es simplemente justicia: constans et perpetua voluntas jus suum cuique tribuendi, pues regula las relaciones del hombre con la comunidad y comprende a todos sus integrantes, ya como función individual o de grupo, ya como función estatal. Se refiere a la totalidad de los bienes, no solo a los materiales, sino primordialmente a los del espíritu.”
Il Quarto Stato, Giuseppe Pellizza da Volpedo, 1901.