Su creación fue promovida por el Proyecto Comunitario 8 de Mayo en 2007. No obstante, su historia se remonta al año 2004, con el asesinato y desaparición de Diego Duarte, un adolescente cartonero tapado por un alud de basura en el Ceamse, que recrudeció el conflicto histórico entre los militantes sociales de los barrios y la empresa.
A partir de este hecho se activó toda la potencia de la comunidad, y con la fuerza de la organización se consiguió que se abrieran plantas de reciclado dentro del predio. Desde entonces, se sostiene esta fuente de trabajo para muchxs vecinxs de la región. Más allá de la subsistencia, el propósito de la Cooperativa fue transformar los sentidos que históricamente se le adjudicaron a la actividad del reciclado como una actividad informal, para que comience a ser reconocida y valorada socialmente como un trabajo. En este punto, ha sido puesto el esfuerzo en construir una identidad entre lxs trabajadores que forman parte de esta experiencia, para que se auto-perciban como tales y, por lo tanto, como sujetos de derecho. En la planta trabajan alrededor de ochenta compañerxs que separan y clasifican residuos sólidos urbanos (RSU) y residuos industriales para su recuperación y reciclaje. La planta ofrece servicios de logística y recolección, tratamiento y separación, certificaciones y ecología. El proceso de reciclado protege y expande los empleos del sector manufacturero y aumenta la competitividad en el mercado, generando valor agregado a un recurso que de otro modo quedaría inerte en el relleno sanitario generando contaminación, y que además es estratégico para la industria. La cooperativa entiende la economía desde un principio social. Los valores parten del respeto, la democracia, la solidaridad, la ayuda mutua y el compañerismo. Una de los mayores conquistas colectivas fue la del reconocimiento del valor de la tonelada de material reciclado, que es un hito en esta historia de transformación colectiva.